miércoles, 29 de octubre de 2014
jueves, 31 de julio de 2014
martes, 22 de julio de 2014
martes, 15 de julio de 2014
miércoles, 2 de julio de 2014
lunes, 9 de junio de 2014
jueves, 15 de mayo de 2014
martes, 6 de mayo de 2014
Palacio del gobierno de la ciudad de Buenas Aguas
Palacio del gobierno de la Ciudad de Buenas Aguas. Sede oficial del Presidente de los Estados Unidos de Patagonia. Construído a mediados de siglo XVI, el edificio mezcla estilos Tehuelches con influencias europeas. Fue reconstruído varias veces y mantiene su particular color azulado desde hace 4 siglos.
jueves, 3 de abril de 2014
jueves, 13 de marzo de 2014
Regata a Rio- días 5 & 6
7 de
Febrero
A las 0:00
hrs. tomamos la guardia. La noche era increíble. Soplaba buen viento del NNE y
la chancha verde estiraba las patas. Alguna que otra nube cubría un cielo
tapizado de estrellas. Bella noche para estar con alguna señorita, tomando unas
copas. Pero estaba con 8 monos en un reducido espacio, en medio del atlántico
sur El Nabucco para aquel entonces tenía una configuración de extremidades
(timón y quilla) que lo favorecían con poco viento. O sea que soplaban 17 nudos
y el barco iba de costado. Esa noche el viento empezó a subir y empezamos con
el desfile de velas. Del G1 pasamos al G3 sin escalas, y pusimos una mano de
rizos. El guardamancebos de barlovento no estaba muy tentador, pero el barco
empezaba a escorar y estábamos en una regata. Más allá de esa incómoda
posición, sentado con las patitas colgando, la noche era cálida y tranquila.
Llegó mi turno de dormir. En regata se duerme siempre del lado de barlovento,
salvo raras excepciones. El nabucco cuenta con 4 cuchetas utilizables en
regata. Hay dos en la dinette y dos en popa. las de popa son un tema. La de
arriba es una lona tensada en un
bastidor de aluminio. Un complejo aparejo la regula según el ángulo de escora
del barco. El tema es que si ajustaban mucho ese aparejo, te encerrabas entre
la cucheta y la cubierta del barco. Obviamente era la diversión del barco. Y
obviamente, yo era el candidato ideal.
En la
mañana todo seguía igual. A un promedio
de 7 nudos, el Nabucco estaba a sus anchas. Aquel mediodía,todos almorzamos
juntos, aprovechando las fantásticas condiciones de navegación. El almuerzo era
un matambre arrollado que con mucho
esmero había preparado la novia de Robert, uno de los owners. Después del almuerzo me fuí a dormir y oh
casualidad! Otra vez a esa especie de baticueva que era la popa. La cucheta era
de algún tipo de cuerina o plástico y el calor que se generaba al contacto
humano era terrible. Por su parte, Fico no se hacía mucho drama y dormía tirado
en el piso. En fin, el descanso en un barco es muy relativo durante una regata
de altura. El viento siguió subiendo
hasta unos 25 nudos. navegamos aparejados con 2 rizos y el sufrido G3. Las olas
empezaban a mojar la cubierta y la humedad empezaba a extenderse por todas
partes. El aroma que se respiraba dentro del barco no era muy sano, y nuestras
caras empezaban a transformarse a medida que pasaban los días. Esa noche ya costaba un poco más estar
“haciendo banda” con los esporádicos rociones. En la banda, el Capa se
cuestionaba su participación en la regata. -En este deporte no hay público,
estás todo el tiempo mojado,cansado, con
frío y hambre. Pero lo más importante es que no atrae a muchas mujeres como el
polo. Yo me voy a dedicar al polo. Ya fue esto…-
Más allá de
su angustia, había que seguir, y faltaba mucho todavía.
Un tema del que no se habla mucho pero todos
quieren saber es el de las necesidades básicas del ser humano. El baño en un
barco de estos, consiste en un diminuto inodoro y un lavatorio en un espacio
tan grande como un ascensor de servicio. la”cadena” es una palanca que hay que
accionar incansablemente, según el tamaño del “trofeo”. A esto hay que sumarle
que el barco navega casi todo el tiempo de costado y se mueve para todos lados.
Con esta introducción se podrán imaginar que no era muy inspirador ir al baño.
Es así que en aquel entonces, algunos optaban por hacer sus sacrificios por la
borda, agarrados al guardamancebos. Para mi, que ir al baño era una ceremonia
que requeria mucho tiempo. la cosa estaba difícil y ya había pasado una semana
sin novedades.
Pero
dejemos estas cosas y volvamos a la regata, Aquella noche tuvimos el primer
encuentro cercano con la fauna “local”. Un par de desafortunados peces voladores aterrizaron
sobre cubierta. El pez volador del
atlántico o Cheilopogon melanurus tiene un tamaño de 30 cm aproximadamente. Su
característica principal son las aletas pectorales, desproporcionadamente
grandes, que le permite literalmente volar sobre el agua. Su aspecto físico se parece a un pejerrey con
alas. Aunque me tentaba la idea de una fritata con estos pececitos, mi instinto
de catch&release prevaleció y devolví a su medio a estos simpáticos animales.
Para el momento de hacer números, aquel día
habíamos recorrido 140 millas.
8 de Febrero
El viento
seguía firme del NNE en unos 20/21 nudos. Nuestra querida nave devoraba millas
dificultosamente en una rabiosa ceñida.
la humedad seguía avanzando sin piedad sobre nuestras humanidades. Seis
días sin bañarse pueden producir en una persona efectos lisérgicos. El traje de
agua NO respirable más las botas de goma, empezaban a generar hongos
alucinógenos en el cuerpo. Nuestra posición estaba más de 250 millas de tierra
y seguimos incomunicados con cualquier clase de vida inteligente. Más tarde nos
enteramos que éramos buscado hasta por la Armada Argentina, y hasta salimos en
algún diario.El misterio del barco desaparecido. El día paso rutinariamente sin
novedades. Por la tarde avistamos a lo lejos un tiburón. por el color y la
morfología del pez, me atrevo a decir que era un escalandrún. Calculamos su
tamaño en más de 2 metros, cosa que produjo cierto respeto por las aguas que
surcabamos. En las charlas de banda,
seguimos discutiendo con Capa y Piraña los beneficios de jugar al polo.Ajeno a
todo, Carlitos, nuestro capitán, timoneaba incansablemente durante horas. Las
posiciones de los otros barcos eran una incógnita para nosotros y viceversa.
Por dónde andaría el Sur, el Cambá… Habría llegado alguno ya… Personalmente lo importante era
terminar la regata. No eramos una tripulación de élite y lo importante era
preservar la salud de la tonina verde. Aquella noche el viento empezó a bajar y
largamos el rizo a la mayor, y pasamos al genóa 1 heavy. La pobre vela estaba muy baqueteada y se
empezaban a ver varios agujeros. Por suerte, Piraña, que de a poco se fue
transformando en McGyver, pudo reparar las roturas. La paz que reinaba en el
mar ese día, permitió que otra vez Piraña se luzca en sus habilidades
múltiples. Está vez era el turno de la
cocina y nos preparó un puré de papas(ojo que no era puré cheff), acompañado
como no podría ser de otra manera, de matambre arrollado. Para este entonces
dicho manjar que veníamos comiendo los últimos días se había transformado casi
en una mascota del barco, y daba pena seguir comiéndola. En términos de
vencimiento yo calculo que estaba recontra-vencido y hubiese sido más útil para
ser usado de carnada. Otra vez como en los últimos días, me tocaba la cucheta
del terror. A decir verdad, me estaba encariñando con la madriguera y por mis
pequeñas dimensiones, era el más apto para ese lugar. Otras 145 millas por el día y ese numerito
empezaba a ser una constante.
domingo, 9 de marzo de 2014
Río 96-día 3 y 4
5 de Febrero
A las 8 de la mañana arrancaba mi turno, y el día me recibía
con una tremenda calma y el barco fondeado. En algún momento el viento
intento soplar con la intensidad de un bostezo, pero eso fue todo, un
bostezo... Casi 48 horas de navegación y solo habíamos recorrido 245
millas. Lo que se dice a paso de hombre. Pero la navegación es así , hay que
cultivar mucho la paciencia. Para acallar la ansiedad izamos todo tipo de velas
para ver si atrapaban alguna pizca de viento y de paso nos mantenía
entretenidos. Otro de los pasatiempos que empezaban a hacer furor, era hablar
por radio. Claro que nadie nos contestaba y uno se sentía ridículo hablando en
ese extraño idioma que es el radial. “ control Punta del este, control Punta
del este, me escucha, cambio”…. “Lo escucho 5 barra 5”… “QSL”.. y tantas otras
frases que ridiculizan a los interlocutores. Durante el resto de la regata
nadie se iba a comunicar con nosotros. Como custodia de la regata pusieron una
corbeta(barco de guerra grande) para velar por nuestras almas. Los pobres
marinos se la pasaron 9 días “rastrillando” el Océano Atlántico tratando
de encontrarnos sin resultado. Menos mal que fue una regata relativamente
tranquila, o estaría todavía flotando en el océano con una larga barba y
hablándole a una pelota de vóley llamada wilson. Esa tarde tuvimos contacto
visual con un barco de la vuelta al mundo. Era el Whitbread 60 “Tokio”. Una
supermaquina de aquella década, que nos paso como si estuviésemos parados… lo
estábamos.
Por ese entonces cambiamos de guardia justo cuando la lluvia
hizo su debut en esta regata. Cuando llueve en un barco, todo se entorpece. Los
trajes de agua y sus capuchas dificultan enormemente la visión. La cubierta del
barco se transforma en una pista de patinaje torcida donde un mal cálculo puede
terminar con hombre al agua. Es por eso que para regatas de altura es
obligatorio el uso de un cablecito que recorre de punta a punta el barco. Cada
vez que hay mal tiempo, los integrantes de la tripulación deben salir a
cubierta con su arnés que deberán engancharlo al dichoso cable. En el Nabucco
esa primera lluvia llegaba con una nueva calma. Desde el interior se veía
que el fastidio de mis compañeros aumentaba mientras que el viento se
desvanecía por completo. Lentamente el sueño se apoderó de mí y caí rendido en
la cucheta. Al rato, el barco se escoraba lo suficiente como para que me
despierte. El viento había vuelto. Torpemente intenté asomarme afuera
para ver qué pasaba. La lluvia se había ido y una brisa moderada nos empujaba, mientras
forzábamos el ángulo del barco con un spinnaker 1.5. Repentinamente el viento
rolo irrespetuosamente dejándonos completamente contra-amurados. En estas
circunstancias por lo general, el barco se pone de costado y todo lo que no
esta atado vuela por los aires como si estuviera en el espacio exterior. Un
traje de agua colgado de una burda(la que había que filar para evitar la caída
del palo) se soltó y terminó enganchado en el rizo de la mayor. Dentro de este
caos logramos arriar el spi y establecer la nave. Pusimos un G3
atangonado al mejor estilo snipe y a barrenar. Esta especie de tonina verde,
debido a sus “curvas IOR” no llegaba a velocidades épicas pero 12 nuditos
no era nada despreciable.
Según el anemómetro del barco el viento tocó los 40 nudos y
se mantuvo en unos 35 nudos. La tarde se evaporó detrás de las olas mientras la
noche nos devoraba con su oscuridad.No habia luna y por primera vez aparecía la
famosa “sensación de viento”. El efecto de la oscuridad produce que
el viento aumente en promedio unos 5 nudos. Si la noche es calma la sensación
es al revés y el viento sopla negativamente. O sea que si hay 3 nudos, la
sensación va a ser de -2 nudos. Cosa de brujos. Pero aquella noche soplaban
unos 30 nudos y la sensación subía bastante. Como no había luna esa noche, las
noctilucas iluminaban cada ola que chocaba con el barco. Estos bichitos, son
unos microorganismos que al contacto con el oxígeno, largan una luz
fosforescente. El efecto es espectacular y lo quise inmortalizar con mi
precaria cámara de fotos análoga. Las cámaras digitales por lo menos en esta
parte del globo, no existían. De más está decirles que en la foto no se ve
absolutamente ninguna fosforescencia. La ballena verde rugía con cada barrenada
y por primera vez estábamos excitados con la navegación. Todos queríamos
timonear, cosa que fue perdiendo interés con correr de los días.
6 de Febrero
Del genoa 3 pasamos al 1 y logramos el récord de velocidad de
toda la travesía. 14,3 nudos. Para nuestra querida tonina era todo un logro.
el viento se fue negando y empezamos a orzar. El rumbo que hacíamos era
un poco extremo, ya que apuntábamos a Cape town. Mi curiosidad me llevó a
la mesa de navegación para tomar una posición. Nuestro GPS de aquel entonces
era un poco anticuado y solo marcaba los numeritos de latitud y longitud. Para
mi sorpresa descubrí que estábamos yendo para atrás. La estrategia nuestra de
la regata era abrirnos de la costa en busca de vientos “portantes”. Pero
exageramos un poco más de lo necesario. Inmediatamente puse al tanto de
esto a mi equipo de guardia y con la agilidad de una tripulación
olímpica, arriamos el genoa y pusimos un spinnaker. El viento había disminuido
para ese entonces y el mar de fondo empezaba a sacudirnos de un lado al otro.
El viento se calmó totalmente durante el mediodía, pero la ola no. El spi se
zarandeaba de un lado al otro como bola sin manija. Y ocurrió lo inesperado.
Se enredó en el estay de tal forma que era imposible sacarlo sin romper
nada. El Capa, con la agilidad de un primate, se trepó por el tangón y de
ahí al estay. Fue inútil, y tuvimos que tirar del spi como locos para
bajarlo. Bueno, a la falta de viento se sumó este pequeño inconveniente el cual
retrasaba notablemente nuestra posición en la regata. Cuando la locura
empezaba a apoderarse de nosotros, una leve brisa empezó a soplar del ENE. La
tonina verde navegaba a unos 6 nuditos con genoa 1 light. Sacando
números, habíamos hecho 146 millas en 24 hs. No tan mal teniendo en
cuenta que estuvimos 2 horas navegando para atrás.
sábado, 8 de marzo de 2014
Río 96- día 2
4 de Febrero
Una pegajosa calma total nos envolvía, y la corriente en
contra hizo que tengamos que echar el ancla por unas horas. No había pasado un
día que ya estábamos parados totalmente. La cosa venia lenta. Finalmente el
viento se puso las pilas(si se puede decir así) y empezó a soplar a unos ínfimos 9.5 nudos. El genoa 1
liviano(incluso mas liviano por los agujeros), empezó a empujar placidamente
nuestra nave. Nuestra velocidad promediaba los 7 nudos( bastante bien para los
troncos de la época). Al rayar el alba estábamos virando la torre de
Oyarbide(algún pariente del polémico juez quizás). Esta marca la impone la
organización de la regata para que los barcos de mayor calado puedan navegar en
paz por las engañosas aguas del Río de la Plata. El ángulo del viento nos
permitió izar el spinnaker. Durante la tarde, entre mates, galletitas y mucha
charla, pasamos frente a Montevideo. El viento empezó a soplar con mayor
intensidad y nuestra charla tan amena tuvo que ser suspendida. Unos cambios de
vela y un par de viradas nos despabilaron un poco y se puede decir que 24 horas después que
largamos, empezamos a correr la regata. Por la tarde dejamos atrás la isla de
Flores y apuntamos derecho a Punta Ballena. Alrededor de la medianoche viramos
Punta del este, con muchísimas ganas de hacer una escala técnica en el afamado
pub Moby Dick. Ya estábamos
oficialmente en el Océano Atlántico. En el agua salada, por alguna razón
científica, los objetos flotan más, y la chancha verde que nos transportaba no
era la excepción(a pesar de su volúmen). Esta sensación de liviandad, junto con
las olas más largas y armónicas, elevabaron la moral de la tripulación después
de sufrir una pegajosa e interminable salida del Río de la Plata. Cruzar Punta del Este de noche es una
agradable experiencia, con miles de lucecitas titilantes y distantes sonidos
musicales de las infinitas fiestas que se suceden durante el verano. Mientras
tanto nosotros seguíamos lentamente nuestra aventura a tierras cariocas.
El tema de las comunicaciones durante una regata de altura
es muy importante. Las computadoras, los gps, los radares y diez mil cosas más
que tenemos hoy en día, hacen que los navegantes no se sientan solos allá
afuera. Hasta los fanáticos, desde
su casa, pueden seguir el caminito que recorren los barcos, gracias a los
modernos programas de computación.
El Nabucco por aquellos años contaba con un GPS, una radio V.H.F. y
el infaltable stereo con parlantes
“waterproof”… Aclaro que con una radio que tiene alcance máximo de 30 millas,
íbamos a estar un poco aislados del mundo. Agregando más dramatismo a esto, el
equipamiento de seguridad, constaba de unas bengalas de dudosa fecha de
vencimiento, espejitos y una balsa
salvavidas para 8 personas.(Éramos nueve).
viernes, 28 de febrero de 2014
Regata a Rio 1996. dia 1
3 de febrero de 1996
Después de los últimos días de agotadores preparativos,
estábamos listos para adentrarnos en las cristalinas aguas del Río de la Plata,
con destino a la “cidade maravilhosa”. En aquellos años no existía la comida
liofilizada que llevan los barcos hoy en día para reducir peso. Esa comida,
vendría a ser un polvito que le pones agua caliente y se transforma en un bife
con papas… Bueno, no es tan así pero la idea es esa. Solo ver las caras que
ponen los navegantes de hoy en día con esta comida de astronauta, me da la idea
de lo bien que la pasábamos antes. Al escribir esto parezco un melancólico de
tiempos pasados, pero realmente hoy en día juegan a ver quien se degrada mas
arriba de un barco. Volviendo a la regata, nuestro barco estaba cargado de
alimentos, frutas verduras, y un matambre arrollado… El agua se llevaba en
botellas desparramadas por todos lados. Muchos años después me enteré que no
pusimos el agua en la heladera para tener menos sed durante la regata. Ya
existían los desalinizadores pero era tecnología para otro nivel de regatas y
país.
En nuestros bolsos llevábamos ropa para la regata,
ropa para después de la regata y ropa por si acaso se mojaba la ropa para
después de la regata. Por ese motivo sacamos lo esencial para la regata y el
resto fue llevado en el buque de la Armada que acompañaba a la regata. Dentro
de lo ”esencial” habían artículos como galletitas, golosinas y puchos.
Para ese entonces fumaba, y como! En el barco no había alcohol, cosa que no
compartía; solo una botella de whisky para festejar, una vez que
llegásemos a Río.
Una de las cosas que se ha avanzado para el no sufrimiento
del navegante moderno, es la ropa técnica. En aquella ocasión mi traje de agua
respiraba de afuera para adentro, si se puede decir así. Lejos de las telas
respirables de hoy en día, dentro de esos trajes de agua generábamos
microclimas que después de unos días, contaminaban todo el barco. Así,
estuvimos listos para soltar amarras y prepararnos para la largada. En esta
edición el numero de participantes fue muy bajo, con 6 barcos en la largada.
Esta tendencia iba a ir creciendo a través de los años, evidenciando
tristemente el poco interés que generan las regatas oceánicas hoy en día.
Entre los rivales estaba nuestro eterno archienemigo, el “Sur”. Un
diseño Frers de los 80 que nos tenia de hijos en todas las regatas. A pesar de
su antigüedad, esa lata vieja estaba muy vigente y en excelente estado. Los
otros barcos en principio no representaban grandes preocupaciones (por
ahora). Estaba el “Maite”, un frers 40/12 con una tripulación muy
simpática. El barco mas “moderno” de aquella edición era el Cambá, un match
42(diseño Frers) marinizado para este evento, que tenia todos los números
comprados para ganar la cinta azul. El único que podría hacerle roncha para
dicho laurel era el Fortuna II. Dicha embarcación de diseño setentoso y
kilométricos genoas, era muy adecuada para esta regata donde las ceñidas
rabiosas eran cosa de todos los días. Mas adelante nos daremos cuenta que en
esta ocasión no fue tan así. La nómina de inscriptos de esta regata la cerraban
el Shadai. un ketch equipado con mucha bebida y comida, como para pasarla muy
bien durante la regata.
A diferencia de otras ediciones, la largada se había
fondeado en el antepuerto de Dársena Norte. Las despedidas de este tipo de
competencias dan a lugar a comentarios muy interesantes por parte de familiares
y amigos que no están muy familiarizados con el mundo náutico. Paran de
noche?, cuando duermen?, quien cocina?, se bañan?, etc. En fin cosas del
folklore náutico. Una vez que las ceremoniales despedidas iban llegando a su
fin, los barcos fueron soltando amarras con rumbo a la línea de largada. El día
estaba nublado y muy caluroso como corresponde al mes de febrero. El viento no
superaba los nueve nudos de intensidad, y no lograba establecerse. El Nabucco,
cargado hasta la manija de víveres, bolsos, etc. Estaba un poco achanchado como
para moverse con esa ligera brisa. Mal que mal nos arreglamos para
hacerlo “andar”, y a las 15:00 hrs. cuando sonó el top de largada, cruzamos la
línea en punta. Ahora había que mantenerse en ese lugar por las próximas 1200
millas. Difícil… Media hora después de la largada, el viento perdió el
rumbo y la intensidad, y los 6 barcos estábamos uno al lado del otro tratando
de encontrar alguna rachita aliviadora. Obviamente, el primero en
encontrar ese terruño de viento dibujado en la superficie del río, fue el
Sur. Así vimos como nuestro archirival se alejo de nosotros para no volverlo a
ver hasta llegar al Iate club do Río de Janeiro. Lejos de preocuparnos, había
que organizar el tema de las guardias. Así es mis estimados lectores, no
parábamos para dormir. En las guardias, la tripulación se divide en 2 grupos y
mientras unos duermen, los otros “manejan” el barco. Hasta que sucede algún
zafarrancho, que se despierta a todo el mundo para estabilizar la situación. En
la navegación oceánica de estos tiempos, las guardias han evolucionados
desfavorablemente para el descanso del marino. Es por eso que los
navegantes de hoy vienen diseñados para no dormir y por supuesto con cuatro
veces mas fuerza que antes.
En mi guardia se alineaban: Carlos(el Patrón), Piraña (el
resuelvetodo), El Capa(el niño rebelde) y quien relata esta épica.
Guille, Alejo, Diego y Roberto integraban la otra guardia. Fico, nuestro
piloto de yates quedaba exento de guardias y dormía cuando y donde
quería.
Volviendo a la regata, aquella tarde, el viento se
estableció del Este a unos paupérrimos 9 nudos y la chancha verde empezó a
comer millas. Durante la noche la luna llena puso su toque, y mas de uno se
lamentó por no estar compartiendo una velada romántica con alguna
señorita. Esos eran los pensamientos que nos preocupaban durante la
regata, mujeres, cigarrillos y cerveza. Mi guardia llegaba a su fin y me fui a
tratar de dormir hasta las 00:00 hs. . No pude pegar un ojo debido a la
excitación acumulada durante los días anteriores. Como me suele pasar,
justo 5 minutos antes de empezar mi guardia me quedé frito, momento en que
Alejo me pego un simpático sacudón anunciando el cambio de turno.
Mi regata a Rio. 1996
Prologo
Esta historia ocurrió hace ya unos años. Hoy en día como
viene pasando siempre, todo cambia. En aquellos no tan lejanos “noventas”
,a pesar que los barcos eran un poquito mas cómodos que ahora, eran unos
troncos con velas. Ahora esos troncos se transformaron en pedacitos de carbón
que van haciendo patito entre las olas a velocidades descomunales. Donde afuera
o adentro da lo mismo (necesitas un snorkel y un casco); me da la sensación de
que la pasan pésimo. Otra de las cosas que veo que se hace en una regata
oceánica, es cambiar hasta el papel higiénico de banda cada vez que se vira.
Por supuesto que ni cerca de hacer eso estábamos nosotros en aquel verano
de 1996. Era otra la historia…
El barco que trasladó mi humanidad y ocho almas mas hacia
las playas cariocas, era un 40 pies diseño del archifamoso German Frers. Su
nombre era Nabucco. Concebido bajo la anti-fórmula llamada IOR, el barco a
pesar de ser bien rechoncho y anti-hidráulico , estaba construido con
materiales mucho mas desarrollados que sus pares de aquellos años. Por dentro el
barco era muy cómodo y practico. Digamos que parecía un monoambiente donde lo
único que estaba separado, era el baño. Forrado con madera de viraró parecía
mas un barco de paseo, que de regata. El exterior del barco era muy sobrio(como
corresponde a estos diseños). Pintado de verde hasta ¾ arriba de la línea de
flotación y el resto blanco, daba muy linda estampa. El estado general del
Nabucco era muy bueno, ya que corríamos todo el año. Lo único que no estaba en
optimas condiciones eran algunas velas que estaban pidiendo pista.
Al escribir esto extraño aquellos días donde en vez de estar
colgando del “alambrado”* como salamines secándose, navegábamos en el
cockpit tomando mate y charlando. Y por supuesto el que trimaba el genoa**
jamás se sentaba a barlovento. Ojo que no siempre era así. En regatas
cortas éramos mas “competitivos” y toda la tripulación se colgaba del guardamancebo***
como corresponde.
La tripulación se alineaba de la siguiente manera. Carlitos
era el dueño del barco, un gaucho de Corrientes fanático de la navegación. Su
socio, Roberto, no había navegado mucho pero tenia ganas de correr esa regata(o
era un inconciente).
Para una regata de altura necesitábamos un piloto de yates y
el puesto lo cubrió un amigo de Carlitos llamado simplemente Fico. Su puesto
era el mejor porque no cumplía guardias y creo recordar que tenia el free pass
para dormir sotavento.
Guille y Alejo eran los dos “experimentados” en la regata ya
que habían corrido la edición anterior en un barco similar. El resto de la tripulación
éramos, Piraña(gran amigo y compañero de regatas), el Capa(nunca mas corrió una
regata larga), Diego Weppler(un imán para las señoritas) y por ultimo quien
escribe estas líneas. Ahora me pongo a pensar y me sorprende lo bien que nos
llevamos encerrados en ese cascaron sin intimidad durante 9 días.
Así fue como viví mi primer regata a Río.
lunes, 24 de febrero de 2014
jueves, 13 de febrero de 2014
Cabildo de la Ciudad Autónoma de Buenas Aguas
El Cabildo de la Ciudad Autónoma de Buenas Aguas fue construido a
mediados del siglo XIV. Allí funcionó la alcaldía de la ciudad hasta el siglo
XVIII. La construcción demoró 2 años y debido a problemas estructurales hubo
que demoler una parte y volverla a construir.
Allí se firmó la capitulación de
los Araucanos tras su derrota en la batalla de Aluminé.
Arquitectónicamente, es un edificio de carácter ecléctico donde
elementos Tehuelches y Europeos se combinan armónicamente. Fue construido con
piedra traída del sur del país y decorado con mármoles importados de europa
durante el siglo XV. En el año 1874 fue declarado monumento nacional y
actualmente es la sede del museo Histórico Tehuelche-Guaraní.
Su ubicación responde a las leyes
de esa época en las que el cabildo debía estar cercano a la casa de gobierno y
el templo máximo.
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Prologo Esta historia ocurrió hace ya unos años. Hoy en día como viene pasando siempre, todo cambia. En aquellos no...