martes, 6 de mayo de 2014

Palacio del gobierno de la ciudad de Buenas Aguas

Palacio del gobierno de la Ciudad de Buenas Aguas. Sede oficial del Presidente de los Estados Unidos de Patagonia. Construído a mediados de siglo XVI, el edificio mezcla estilos Tehuelches con influencias europeas. Fue reconstruído varias veces y mantiene su particular color azulado desde hace 4 siglos.

David Denies wingshooting-Redstag Patagonia





jueves, 13 de marzo de 2014

Regata a Rio- días 5 & 6

7 de Febrero

A las 0:00 hrs. tomamos la guardia. La noche era increíble. Soplaba buen viento del NNE y la chancha verde estiraba las patas. Alguna que otra nube cubría un cielo tapizado de estrellas. Bella noche para estar con alguna señorita, tomando unas copas. Pero estaba con 8 monos en un reducido espacio, en medio del atlántico sur El Nabucco para aquel entonces tenía una configuración de extremidades (timón y quilla) que lo favorecían con poco viento. O sea que soplaban 17 nudos y el barco iba de costado. Esa noche el viento empezó a subir y empezamos con el desfile de velas. Del G1 pasamos al G3 sin escalas, y pusimos una mano de rizos. El guardamancebos de barlovento no estaba muy tentador, pero el barco empezaba a escorar y estábamos en una regata. Más allá de esa incómoda posición, sentado con las patitas colgando, la noche era cálida y tranquila. Llegó mi turno de dormir. En regata se duerme siempre del lado de barlovento, salvo raras excepciones. El nabucco cuenta con 4 cuchetas utilizables en regata. Hay dos en la dinette y dos en popa. las de popa son un tema. La de arriba es una lona  tensada en un bastidor de aluminio. Un complejo aparejo la regula según el ángulo de escora del barco. El tema es que si ajustaban mucho ese aparejo, te encerrabas entre la cucheta y la cubierta del barco. Obviamente era la diversión del barco. Y obviamente, yo era el candidato ideal.
En la mañana todo seguía igual.  A un promedio de 7 nudos, el Nabucco estaba a sus anchas. Aquel mediodía,todos almorzamos juntos, aprovechando las fantásticas condiciones de navegación. El almuerzo era un matambre arrollado  que con mucho esmero había preparado la novia de Robert, uno de los owners.  Después del almuerzo me fuí a dormir y oh casualidad! Otra vez a esa especie de baticueva que era la popa. La cucheta era de algún tipo de cuerina o plástico y el calor que se generaba al contacto humano era terrible. Por su parte, Fico no se hacía mucho drama y dormía tirado en el piso. En fin, el descanso en un barco es muy relativo durante una regata de altura.  El viento siguió subiendo hasta unos 25 nudos. navegamos aparejados con 2 rizos y el sufrido G3. Las olas empezaban a mojar la cubierta y la humedad empezaba a extenderse por todas partes. El aroma que se respiraba dentro del barco no era muy sano, y nuestras caras empezaban a transformarse a medida que pasaban los días.  Esa noche ya costaba un poco más estar “haciendo banda” con los esporádicos rociones. En la banda, el Capa se cuestionaba su participación en la regata. -En este deporte no hay público, estás todo el tiempo mojado,cansado,  con frío y hambre. Pero lo más importante es que no atrae a muchas mujeres como el polo. Yo me voy a dedicar al polo. Ya fue esto…-
Más allá de su angustia, había que seguir, y faltaba mucho todavía.
 Un tema del que no se habla mucho pero todos quieren saber es el de las necesidades básicas del ser humano. El baño en un barco de estos, consiste en un diminuto inodoro y un lavatorio en un espacio tan grande como un ascensor de servicio. la”cadena” es una palanca que hay que accionar incansablemente, según el tamaño del “trofeo”. A esto hay que sumarle que el barco navega casi todo el tiempo de costado y se mueve para todos lados. Con esta introducción se podrán imaginar que no era muy inspirador ir al baño. Es así que en aquel entonces, algunos optaban por hacer sus sacrificios por la borda, agarrados al guardamancebos. Para mi, que ir al baño era una ceremonia que requeria mucho tiempo. la cosa estaba difícil y ya había pasado una semana sin novedades.
Pero dejemos estas cosas y volvamos a la regata, Aquella noche tuvimos el primer encuentro cercano con la fauna “local”. Un par de  desafortunados peces voladores aterrizaron sobre cubierta.  El pez volador del atlántico o Cheilopogon melanurus tiene un tamaño de 30 cm aproximadamente. Su característica principal son las aletas pectorales, desproporcionadamente grandes, que le permite literalmente volar sobre el agua.  Su aspecto físico se parece a un pejerrey con alas. Aunque me tentaba la idea de una fritata con estos pececitos, mi instinto de catch&release prevaleció y devolví a su medio a estos simpáticos animales. Para el momento de hacer números, aquel día  habíamos recorrido 140 millas.

8 de Febrero


El viento seguía firme del NNE en unos 20/21 nudos. Nuestra querida nave devoraba millas dificultosamente en una rabiosa ceñida.  la humedad seguía avanzando sin piedad sobre nuestras humanidades. Seis días sin bañarse pueden producir en una persona efectos lisérgicos. El traje de agua NO respirable más las botas de goma, empezaban a generar hongos alucinógenos en el cuerpo. Nuestra posición estaba más de 250 millas de tierra y seguimos incomunicados con cualquier clase de vida inteligente. Más tarde nos enteramos que éramos buscado hasta por la Armada Argentina, y hasta salimos en algún diario.El misterio del barco desaparecido. El día paso rutinariamente sin novedades. Por la tarde avistamos a lo lejos un tiburón. por el color y la morfología del pez, me atrevo a decir que era un escalandrún. Calculamos su tamaño en más de 2 metros, cosa que produjo cierto respeto por las aguas que surcabamos.  En las charlas de banda, seguimos discutiendo con Capa y Piraña los beneficios de jugar al polo.Ajeno a todo, Carlitos, nuestro capitán, timoneaba incansablemente durante horas. Las posiciones de los otros barcos eran una incógnita para nosotros y viceversa. Por dónde andaría el Sur, el Cambá… Habría llegado alguno ya…               Personalmente lo importante era terminar la regata. No eramos una tripulación de élite y lo importante era preservar la salud de la tonina verde. Aquella noche el viento empezó a bajar y largamos el rizo a la mayor, y pasamos al genóa 1 heavy.  La pobre vela estaba muy baqueteada y se empezaban a ver varios agujeros. Por suerte, Piraña, que de a poco se fue transformando en McGyver, pudo reparar las roturas. La paz que reinaba en el mar ese día, permitió que otra vez Piraña se luzca en sus habilidades múltiples.  Está vez era el turno de la cocina y nos preparó un puré de papas(ojo que no era puré cheff), acompañado como no podría ser de otra manera, de matambre arrollado. Para este entonces dicho manjar que veníamos comiendo los últimos días se había transformado casi en una mascota del barco, y daba pena seguir comiéndola. En términos de vencimiento yo calculo que estaba recontra-vencido y hubiese sido más útil para ser usado de carnada. Otra vez como en los últimos días, me tocaba la cucheta del terror. A decir verdad, me estaba encariñando con la madriguera y por mis pequeñas dimensiones, era el más apto para ese lugar.  Otras 145 millas por el día y ese numerito empezaba a ser una constante.

domingo, 9 de marzo de 2014

Río 96-día 3 y 4


5 de Febrero

A las 8 de la mañana arrancaba mi turno, y el día me recibía con una tremenda calma y el barco fondeado.  En algún momento el viento intento soplar con la intensidad de un bostezo, pero eso fue todo, un bostezo...  Casi 48 horas de navegación y solo habíamos recorrido 245 millas. Lo que se dice a paso de hombre. Pero la navegación es así , hay que cultivar mucho la paciencia. Para acallar la ansiedad izamos todo tipo de velas para ver si atrapaban alguna pizca de viento y de paso nos mantenía entretenidos. Otro de los pasatiempos que empezaban a hacer furor, era hablar por radio. Claro que nadie nos contestaba y uno se sentía ridículo hablando en ese extraño idioma que es el radial. “ control Punta del este, control Punta del este, me escucha, cambio”…. “Lo escucho 5 barra 5”… “QSL”.. y tantas otras frases que ridiculizan a los interlocutores. Durante el resto de la regata nadie se iba a comunicar con nosotros. Como custodia de la regata pusieron una corbeta(barco de guerra grande) para velar por nuestras almas. Los pobres marinos se la pasaron 9 días “rastrillando” el Océano Atlántico  tratando de encontrarnos sin resultado. Menos mal que fue una regata relativamente tranquila, o estaría todavía flotando en el océano con una larga barba y hablándole a una pelota de vóley llamada wilson. Esa tarde tuvimos contacto visual con un barco de la vuelta al mundo. Era el Whitbread 60 “Tokio”. Una supermaquina de aquella década, que nos paso como si estuviésemos parados… lo estábamos.
Por ese entonces cambiamos de guardia justo cuando la lluvia hizo su debut en esta regata. Cuando llueve en un barco, todo se entorpece. Los trajes de agua y sus capuchas dificultan enormemente la visión. La cubierta del barco se transforma en una pista de patinaje torcida donde un mal cálculo puede terminar con hombre al agua.  Es por eso que para regatas de altura es obligatorio el uso de un cablecito que recorre de punta a punta el barco. Cada vez que hay mal tiempo, los integrantes de la tripulación deben salir a cubierta con su arnés que deberán engancharlo al dichoso cable. En el Nabucco esa primera lluvia llegaba con una nueva calma. Desde el interior se veía  que el fastidio de mis compañeros aumentaba mientras que el viento se desvanecía por completo. Lentamente el sueño se apoderó de mí y caí rendido en la cucheta. Al rato, el barco se escoraba  lo suficiente como para que me despierte.  El viento había vuelto. Torpemente intenté asomarme afuera para ver qué pasaba. La lluvia se había ido y una brisa moderada nos empujaba, mientras forzábamos el ángulo del barco con un spinnaker 1.5. Repentinamente el viento rolo irrespetuosamente dejándonos completamente contra-amurados. En estas circunstancias por lo general, el barco se pone de costado y todo lo que no esta atado vuela por los aires como si estuviera en el espacio exterior. Un traje de agua colgado de una burda(la que había que filar para evitar la caída del palo) se soltó y terminó enganchado en el rizo de la mayor. Dentro de este caos logramos arriar el spi y establecer la nave.  Pusimos un G3 atangonado al mejor estilo snipe y a barrenar. Esta especie de tonina verde, debido a sus “curvas IOR”  no llegaba a velocidades épicas pero 12 nuditos no era nada despreciable.
Según el anemómetro del barco el viento tocó los 40 nudos y se mantuvo en unos 35 nudos. La tarde se evaporó detrás de las olas mientras la noche nos devoraba con su oscuridad.No habia luna y por primera vez aparecía la  famosa “sensación de viento”.  El efecto de la oscuridad produce que el viento aumente en promedio unos 5 nudos. Si la noche es calma la sensación es al revés y el viento sopla negativamente. O sea que si hay 3 nudos, la sensación va a ser de -2 nudos. Cosa de brujos. Pero aquella noche soplaban unos 30 nudos y la sensación subía bastante. Como no había luna esa noche, las noctilucas iluminaban cada ola que chocaba con el barco. Estos bichitos, son unos microorganismos que al contacto con el oxígeno, largan una luz fosforescente. El efecto es espectacular y  lo quise inmortalizar con mi precaria cámara de fotos análoga. Las cámaras digitales por lo menos en esta parte del globo, no existían. De más está decirles que en la foto no se ve absolutamente ninguna fosforescencia. La ballena verde rugía con cada barrenada y por primera vez estábamos excitados con la navegación.  Todos queríamos timonear, cosa que fue perdiendo interés con correr de los días.  

6 de Febrero

Del genoa 3 pasamos al 1 y logramos el récord de velocidad de toda la travesía. 14,3 nudos. Para nuestra querida tonina era todo un logro.  el viento se fue negando y empezamos a orzar. El rumbo que hacíamos era un poco extremo, ya que apuntábamos a Cape town.  Mi curiosidad me llevó a la mesa de navegación para tomar una posición. Nuestro GPS de aquel entonces era un poco anticuado y solo marcaba los numeritos de latitud y longitud. Para mi sorpresa descubrí que estábamos yendo para atrás. La estrategia nuestra de la regata era abrirnos de la costa en busca de vientos “portantes”. Pero exageramos un poco más de lo necesario.  Inmediatamente puse al tanto de esto a mi equipo de guardia y con la agilidad  de una tripulación olímpica, arriamos el genoa y pusimos un spinnaker. El viento había disminuido para ese entonces y el mar de fondo empezaba a sacudirnos de un lado al otro. El viento se calmó totalmente durante el mediodía, pero la ola no. El spi se zarandeaba de un lado al otro como bola sin manija. Y ocurrió lo inesperado.  Se enredó en el estay de tal forma que era imposible sacarlo sin romper nada. El Capa, con la agilidad de un primate, se trepó por el tangón  y de ahí al estay.  Fue inútil, y tuvimos que tirar del spi como locos para bajarlo. Bueno, a la falta de viento se sumó este pequeño inconveniente el cual retrasaba notablemente nuestra posición en la regata.  Cuando la locura empezaba a apoderarse de nosotros, una leve brisa empezó a soplar del ENE. La tonina verde navegaba a unos 6 nuditos con genoa 1 light.  Sacando números, habíamos hecho 146 millas en 24 hs.  No tan mal teniendo en cuenta que estuvimos 2 horas navegando para atrás.

sábado, 8 de marzo de 2014

Río 96- día 2


4 de Febrero

Una pegajosa calma total nos envolvía, y la corriente en contra hizo que tengamos que echar el ancla por unas horas. No había pasado un día que ya estábamos parados totalmente. La cosa venia lenta. Finalmente el viento se puso las pilas(si se puede decir así) y empezó a soplar  a unos ínfimos 9.5 nudos. El genoa 1 liviano(incluso mas liviano por los agujeros), empezó a empujar placidamente nuestra nave. Nuestra velocidad promediaba los 7 nudos( bastante bien para los troncos de la época). Al rayar el alba estábamos virando la torre de Oyarbide(algún pariente del polémico juez quizás). Esta marca la impone la organización de la regata para que los barcos de mayor calado puedan navegar en paz por las engañosas aguas del Río de la Plata. El ángulo del viento nos permitió izar el spinnaker. Durante la tarde, entre mates, galletitas y mucha charla, pasamos frente a Montevideo. El viento empezó a soplar con mayor intensidad y nuestra charla tan amena tuvo que ser suspendida. Unos cambios de vela y un par de viradas nos despabilaron un poco y se  puede decir que 24 horas después que largamos, empezamos a correr la regata. Por la tarde dejamos atrás la isla de Flores y apuntamos derecho a Punta Ballena. Alrededor de la medianoche viramos Punta del este, con muchísimas ganas de hacer una escala técnica en el afamado pub Moby Dick.  Ya estábamos oficialmente en el Océano Atlántico. En el agua salada, por alguna razón científica, los objetos flotan más, y la chancha verde que nos transportaba no era la excepción(a pesar de su volúmen). Esta sensación de liviandad, junto con las olas más largas y armónicas, elevabaron la moral de la tripulación después de sufrir una pegajosa e interminable salida del Río de la Plata.  Cruzar Punta del Este de noche es una agradable experiencia, con miles de lucecitas titilantes y distantes sonidos musicales de las infinitas fiestas que se suceden durante el verano. Mientras tanto nosotros seguíamos lentamente nuestra aventura a tierras cariocas.

El tema de las comunicaciones durante una regata de altura es muy importante. Las computadoras, los gps, los radares y diez mil cosas más que tenemos hoy en día, hacen que los navegantes no se sientan solos allá afuera.  Hasta los fanáticos, desde su casa, pueden seguir el caminito que recorren los barcos, gracias a los modernos programas de computación.  El Nabucco por aquellos años contaba con un GPS, una radio V.H.F. y el  infaltable stereo con parlantes “waterproof”… Aclaro que con una radio que tiene alcance máximo de 30 millas, íbamos a estar un poco aislados del mundo. Agregando más dramatismo a esto, el equipamiento de seguridad, constaba de unas bengalas de dudosa fecha de vencimiento, espejitos y  una balsa salvavidas para 8 personas.(Éramos nueve).

viernes, 28 de febrero de 2014

Regata a Rio 1996. dia 1


3 de febrero de 1996

Después de los últimos días de agotadores preparativos, estábamos listos para adentrarnos en las cristalinas aguas del Río de la Plata, con destino a la “cidade maravilhosa”. En aquellos años no existía la comida liofilizada que llevan los barcos hoy en día para reducir peso. Esa comida, vendría a ser un polvito que le pones agua caliente y se transforma en un bife con papas… Bueno, no es tan así pero la idea es esa. Solo ver las caras que ponen los navegantes de hoy en día con esta comida de astronauta, me da la idea de lo bien que la pasábamos antes. Al escribir esto parezco un melancólico de tiempos pasados, pero realmente hoy en día juegan a ver quien se degrada mas arriba de un barco. Volviendo a la regata, nuestro barco estaba cargado de alimentos, frutas verduras, y un matambre arrollado… El agua se llevaba en botellas desparramadas por todos lados. Muchos años después me enteré que no pusimos el agua en la heladera para tener menos sed durante la regata.  Ya existían los desalinizadores pero era tecnología para otro nivel de regatas y país.
En nuestros bolsos llevábamos  ropa para la regata, ropa para después de la regata y ropa por si acaso se mojaba la ropa para después de la regata. Por ese motivo sacamos lo esencial para la regata y el resto fue llevado en el buque de la Armada que acompañaba a la regata. Dentro de lo ”esencial” habían artículos como  galletitas, golosinas y puchos. Para ese entonces fumaba, y como! En el barco no había alcohol, cosa que no compartía; solo una botella de whisky para festejar, una vez  que llegásemos a Río.
Una de las cosas que se ha avanzado para el no sufrimiento del navegante moderno, es la ropa técnica. En aquella ocasión mi traje de agua respiraba de afuera para adentro, si se puede decir así. Lejos de las telas respirables de hoy en día, dentro de esos trajes de agua generábamos microclimas que después de unos días, contaminaban todo el barco. Así, estuvimos listos para soltar amarras y prepararnos para la largada. En esta edición el numero de participantes fue muy bajo, con 6 barcos en la largada. Esta tendencia iba a ir creciendo a través de los años, evidenciando tristemente el poco interés que generan las regatas oceánicas hoy en día.  Entre los rivales estaba nuestro eterno archienemigo, el “Sur”.  Un diseño Frers de los 80 que nos tenia de hijos en todas las regatas. A pesar de su antigüedad, esa lata vieja estaba muy vigente y en excelente estado. Los otros barcos en principio no representaban  grandes preocupaciones (por ahora). Estaba el “Maite”,  un frers 40/12 con una tripulación muy simpática. El barco mas “moderno” de aquella edición era el Cambá, un match 42(diseño Frers) marinizado para este evento, que tenia todos los números comprados para ganar la cinta azul. El único que podría hacerle roncha para dicho laurel era el Fortuna II. Dicha embarcación de diseño setentoso y kilométricos genoas, era muy adecuada para esta regata donde las ceñidas rabiosas eran cosa de todos los días. Mas adelante nos daremos cuenta que en esta ocasión no fue tan así. La nómina de inscriptos de esta regata la cerraban el Shadai. un ketch equipado con mucha bebida y comida, como para pasarla muy bien durante la regata.
A diferencia de otras ediciones, la largada se había fondeado en el antepuerto de Dársena Norte. Las despedidas de este tipo de competencias dan a lugar a comentarios muy interesantes por parte de familiares y amigos que no están muy familiarizados con el mundo náutico.  Paran de noche?, cuando duermen?, quien cocina?, se bañan?, etc. En fin cosas del folklore náutico. Una vez que las ceremoniales despedidas iban llegando a su fin, los barcos fueron soltando amarras con rumbo a la línea de largada. El día estaba nublado y muy caluroso como corresponde al mes de febrero. El viento no superaba los nueve nudos de intensidad, y no lograba establecerse. El Nabucco, cargado hasta la manija de víveres, bolsos, etc. Estaba un poco achanchado como para moverse con esa ligera brisa.  Mal que mal nos arreglamos para hacerlo “andar”, y a las 15:00 hrs. cuando sonó el top de largada, cruzamos la línea en punta. Ahora había que mantenerse en ese lugar por las próximas 1200 millas. Difícil…  Media hora después de la largada, el viento perdió el rumbo y la intensidad, y los 6 barcos estábamos uno al lado del otro tratando de encontrar alguna rachita aliviadora.  Obviamente, el primero en encontrar ese terruño de viento dibujado en la  superficie del río, fue el Sur. Así vimos como nuestro archirival se alejo de nosotros para no volverlo a ver hasta llegar al Iate club do Río de Janeiro. Lejos de preocuparnos, había que organizar el tema de las guardias. Así es mis estimados lectores, no parábamos para dormir. En las guardias, la tripulación se divide en 2 grupos y mientras unos duermen, los otros “manejan” el barco. Hasta que sucede algún zafarrancho, que se despierta a todo el mundo para estabilizar la situación. En la navegación oceánica de estos tiempos, las guardias han evolucionados desfavorablemente para el descanso del marino. Es por eso que  los navegantes de hoy vienen diseñados para no dormir y por supuesto con cuatro veces mas fuerza que antes.
En mi guardia se alineaban: Carlos(el Patrón), Piraña (el resuelvetodo), El Capa(el niño rebelde) y quien relata esta épica.  Guille, Alejo, Diego y Roberto integraban la otra guardia. Fico, nuestro piloto de yates quedaba exento de guardias y dormía cuando  y donde quería.
Volviendo a la regata, aquella tarde, el viento se estableció del Este a unos paupérrimos 9 nudos y la chancha verde empezó a comer millas. Durante la noche la luna llena puso su toque, y mas de uno se lamentó por no estar compartiendo una velada romántica  con alguna señorita.  Esos eran los pensamientos que nos preocupaban durante la regata, mujeres, cigarrillos y cerveza. Mi guardia llegaba a su fin y me fui a tratar de dormir hasta las 00:00 hs. . No pude pegar un ojo debido a la excitación acumulada durante los días anteriores.  Como me suele pasar, justo 5 minutos antes de empezar mi guardia me quedé frito, momento en que Alejo me pego un simpático sacudón anunciando el cambio de turno.

Mi regata a Rio. 1996


Prologo

Esta historia ocurrió hace ya unos años. Hoy en día como viene pasando siempre, todo cambia.  En aquellos no tan lejanos “noventas” ,a pesar que los barcos eran un poquito mas cómodos que ahora, eran unos troncos con velas.  Ahora esos troncos se transformaron en pedacitos de carbón que van haciendo patito entre las olas a velocidades descomunales. Donde afuera o adentro da lo mismo (necesitas un snorkel y un casco); me da la sensación de que la pasan pésimo. Otra de las cosas que veo que se hace en una regata oceánica, es cambiar hasta el papel higiénico de banda cada vez que se vira.  Por supuesto que ni cerca de hacer eso estábamos nosotros en aquel verano de 1996.  Era otra la historia…
El barco que trasladó mi humanidad y ocho almas mas hacia las playas cariocas, era un 40 pies diseño del archifamoso German Frers. Su nombre era Nabucco. Concebido bajo la anti-fórmula llamada IOR, el barco a pesar de ser bien rechoncho y anti-hidráulico , estaba construido con materiales mucho mas desarrollados que sus pares de aquellos años. Por dentro el barco era muy cómodo y practico. Digamos que parecía un monoambiente donde lo único que estaba separado, era el baño. Forrado con madera de viraró parecía mas un barco de paseo, que de regata. El exterior del barco era muy sobrio(como corresponde a estos diseños). Pintado de verde hasta ¾ arriba de la línea de flotación y el resto blanco, daba muy linda estampa. El estado general del Nabucco era muy bueno, ya que corríamos todo el año. Lo único que no estaba en optimas condiciones eran algunas velas que estaban pidiendo pista.
Al escribir esto extraño aquellos días donde en vez de estar colgando del “alambrado”* como salamines secándose, navegábamos en el cockpit tomando mate y charlando. Y por supuesto el que trimaba el genoa** jamás se sentaba a barlovento.  Ojo que no siempre era así. En regatas cortas éramos mas “competitivos” y toda la tripulación se colgaba del guardamancebo*** como corresponde.
La tripulación se alineaba de la siguiente manera. Carlitos era el dueño del barco, un gaucho de Corrientes fanático de la navegación. Su socio, Roberto, no había navegado mucho pero tenia ganas de correr esa regata(o era un inconciente).
Para una regata de altura necesitábamos un piloto de yates y el puesto lo cubrió un amigo de Carlitos llamado simplemente Fico. Su puesto era el mejor porque no cumplía guardias y creo recordar que tenia el free pass para dormir  sotavento.
Guille y Alejo eran los dos “experimentados” en la regata ya que habían corrido la edición anterior en un barco similar. El resto de la tripulación éramos, Piraña(gran amigo y compañero de regatas), el Capa(nunca mas corrió una regata larga), Diego Weppler(un imán para las señoritas) y por ultimo quien escribe estas líneas. Ahora me pongo a pensar y me sorprende lo bien que nos llevamos encerrados en ese cascaron sin intimidad durante 9 días.

Así fue como viví mi primer regata a Río.

jueves, 13 de febrero de 2014

Cabildo de la Ciudad Autónoma de Buenas Aguas



El Cabildo de la Ciudad Autónoma de Buenas Aguas fue construido a mediados del siglo XIV. Allí funcionó la alcaldía de la ciudad hasta el siglo XVIII. La construcción demoró 2 años y debido a problemas estructurales hubo que demoler una parte y volverla a construir.
 Allí se firmó la capitulación de los Araucanos tras su derrota en la batalla de Aluminé.
Arquitectónicamente, es un edificio de carácter ecléctico donde elementos Tehuelches y Europeos se combinan armónicamente. Fue construido con piedra traída del sur del país y decorado con mármoles importados de europa durante el siglo XV. En el año 1874 fue declarado monumento nacional y actualmente es la sede del museo Histórico Tehuelche-Guaraní.
 Su ubicación responde a las leyes de esa época en las que el cabildo debía estar cercano a la casa de gobierno y el templo máximo.





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